No creo tener muchos lectores tan jóvenes y rajados
en Historia como para que no sepan de dónde viene el término ‘La Patria Boba’,
pero por si acaso véase: Centralistas y Federalistas, Conservadores y
Liberales, y ahora en su versión 3.0 son los Uribistas y Santistas.
Y mientras estos últimos cada uno hace lo suyo, por
sobresalir y hacer quedar mal al otro, a este país se los está llevando el…
¡Sí!, ¡ese!, el mismísimo ¡p…s!
El colombiano ese que llaman ‘de a píe’, el
desprevenido, o el ‘ciudadano preocupado’ como les dicen en La W, ni cuenta se
dan que por atizar esta pelea de machotes alfa, lo único que hacemos es regalar
el país.
El caso más reciente fue el del Gobierno de Ernesto
Samper, quién desde muy recién nombrado Presidente, tuvo que utilizar todo el
aparato burocrático y financiero del Estado para pagar favores y sostenerse en
el poder, mientras el país rasgándose las vestiduras descubría, sorprendido, descarada
y cínicamente, que el narcotráfico había financiado campañas políticas.
Fueron cuatro años perdidos para el país, el
principio del fin para el Partido Liberal, que años después acabaría sepultando
AUV con su operación avispa multipartidista (legendaria estrategia de Alfonso
López Michelsen); de la cual sólo ha sobrevivido el partido Conservador,
quiénes se han alineado abiertamente con el gobierno de turno para mantener su
tajada, porque con contratos y puestos hay votos, así sólo hayan tenido dos
presidentes en 33 años.
AUV trina, literalmente de la ira, porque
no supera que Santos haya nombrado el Gabinete que quiso, que le haya dicho “mi
nuevo mejor amigo” a Chávez, que los amigos de Andrés Uriel Gallego hayan
perdido los contratos y ahora estén en manos de contratistas más cercanos a German
Vargas o de los Costeños, porque Santos le aprendió demasiado bien a repartir
burocracia, al punto de liquidar las elecciones del 2014 con la misma mermelada
que años atrás usó para conseguir la reelección, y un largo etcétera que
sinceramente ya produce hasta desidia pensarlo y mucho más escribirlo; Santos
por su parte se defiende, y en el tape tape de las debilidades de su mandato,
se ha dedicado a repartir el país, a pagar favores electorales, todos pescando
en río revuelto para sacar su parte, mientras tanto el país pierde. Tal como
Samper, igual que AUV en su segundo mandato.
Porque los políticos no han aprendido que esas
alianzas, esas muestras de confianza, ese todo vale por un voto, es como pactar
con el diablo, y según entiendo y dicen los que saben, ese señor siempre
aparece a cobrarle a sus deudores.
Y si los políticos no saben en qué y con quién están
metidos, nosotros no hemos aprendido de países en los que la democracia no sólo
significa que se puede votar, si no también a respetar a los que resultan elegidos
en dichos comicios mientras con todas las reservas del caso les desean lo
mejor, por su bien, por su ciudad, provincia y país.
Nosotros, con ese loco gen vengativo, que seguramente
nos quedó de la época de la conquista, sólo descansaremos y sentiremos que la
vida es justa, si a nuestro otrora contrincante y ahora gobernante, le vaya
mal, lo más mal posible.
Boicotear gobiernos no es que le sirva mucho a esos
ciudadanos desprevenidos, sí a los oportunistas. Porque si fuera así, Cali y el
Valle del Cauca, después de la destitución de varios Gobernadores y Alcaldes,
serían hace rato las potencias Nacionales que alguna vez fueron.
Ahora, si hay pruebas no para boicotear, ni para
extorsionar, si no para acusar, juzgar y sentenciar, pues que se usen.
Pero eso no está pasando porque el todo vale
político, acabó con la independencia (así fuera sólo de pensamiento) que tenían
los diferentes poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial). Al
parecer todos están untados y por eso no avanzamos. Únicamente crecemos en la bobada, al ayudar con el juego
del desprestigio de un gobierno que nos va a dejar empeñados a los Colombianos,
mientras unos pocos se enriquecen y se preparan para las próximas elecciones.
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